¿Por qué se llama la calle 28 de septiembre?
A lo largo del siglo XIX hubo en España
varios alzamientos que pretendieron asentar el liberalismo y la democracia,
pero el que de forma definitiva triunfó fue el que quedó con el nombre de Revolución de Septiembre de 1868,
conocida como “la Gloriosa”, de
la que Béjar fue protagonista principal y cuyos hechos, sucintamente, se
desarrollaron de la siguiente manera.
El lunes 21 de septiembre se sublevó la
Marina en la bahía de Cádiz. El martes 22 se constituyó en Béjar una Junta Revolucionaria que se hizo con el
poder en la ciudad y se levantó contra el Gobierno. Ese mismo día había partido
para Valladolid el cuerpo del ejército que estaba alojado en el palacio ducal
desde el año anterior, cuando ya los demócratas bejaranos habían hecho otro intento
de alzamiento. Al tener noticia de que
la ciudad se había levantado en armas, los mandos militares ordenaron el
inmediato regreso y aquel ejército se concentró en Sorihuela,
incrementado con otras tropas venidas de Salamanca y Madrid, hasta un total de 1.500 hombres, mandados por
el brigadier Nanneti. Frente a
ellos, una milicia bejarana armada por la Junta Revolucionaria y compuesta por
300 jóvenes. Lo que siguió a aquello fueron “seis días de silencio”,
como diría después la propia Junta Revolucionaria, porque esperaban que al
unísono hubiera otros y suficientes alzamientos en toda España, pero Béjar fue
un caso de resistencia civil único.
Fueron seis días
de asedio que culminaron el 28 de septiembre. Era lunes
y, aunque se había suspendido la tradicional feria de esas fechas, en la ciudad
se hallaban numerosos forasteros venidos de la comarca: feriantes, ganaderos,
comerciantes… Los voluntarios de la
milicia bejarana habían levantado en esos días de asedio cuatro barricadas para
impedir, llegado el caso, el acceso de las tropas al interior de la ciudad:
una estaba en la Solana, otra en Campopardo, una tercera en el paseo de la Cruz
(junto a la alameda que luego sería el parque municipal) y la última en la
Puerta de la Villa, la principal de la vieja muralla, que desapareció 8 años
después devorada por el progreso y la modernidad.
El día 27 se alzaron Aldeanueva y Hervás;
al anochecer, el brigadier Nanneti fracasó en su intento negociador para que la
ciudad se rindiera. Desde primeras horas de la mañana del día siguiente, lunes
28 de septiembre, sexto día del asedio, desde sus posiciones en lo que
actualmente es el cementerio de San Miguel, el ejército bombardeó la ciudad, sin lograr desbaratar sus defensas.
Las tropas gubernamentales avanzaron
entonces por el Puente Nuevo y por el Puente Viejo. El barrio de La
Corredera había quedado fuera de las barricadas, desprotegido. Los vecinos se
refugiaron en sus viviendas, desde
cuyos balcones tiraban piedras y lo que tenían a mano al paso de los soldados,
que acosados saquearon los inmuebles de lo que entonces se denominaba
Bajada del Puente Viejo y tras aquel día recibió el hermoso título de Calle de la Libertad. Fue allí donde se
produjeron los peores momentos de asedio, los asesinatos de las víctimas que han llegado hasta nuestros días con
el epígrafe de Mártires de la Libertad. Su hostigamiento a las tropas y
su sacrificio inocente, sirvieron, en todo caso, para que los gubernamentales
no traspasaran en ningún momento la barricada de la Puerta de la Villa.
A media tarde se retiró, con el ánimo de
volver al asalto a la mañana siguiente. No hubo lugar a que tal pasara, ya que
aquel mismo día las tropas
revolucionarias ganaron a las realistas en la batalla del puente de Alcolea
(Córdoba). Amanecido el 29 de
septiembre, la noticia de lo que había ocurrido en Béjar llegó a Madrid,
que también se había sublevado ya por entonces, y ese mismo día la coalición de
liberales, progresistas y demócratas se hacía con el poder, por lo que la reina Isabel II abandonó el trono y salió
para el exilio.
Siete semanas después el nuevo Gobierno
concedió a Béjar los títulos de “Heroica” y “Liberal”. Al año siguiente
las Cortes aprobaron una nueva Constitución, en la que por primera vez se
instauraba el sufragio universal,
aunque sólo fuera masculino.
En
aquella luctuosa jornada del 28 de septiembre perdieron la vida 31 bejaranos,
la mayoría vecinos del barrio de La Corredera y casi todos ajenos al enfrentamiento bélico entre el ejército isabelino y
la milicia local. Desde 1869, la ciudad de Béjar, encabezada por sus
autoridades, ha rendido –mediante un acto religioso en el cementerio y una
posterior procesión cívica- el tributo de respeto a los muertos de aquel día a
los que la memoria bejarana concedió para siempre el título de Mártires por la
Libertad.
José Antonio
Sánchez Paso
Blog Pinceladas de Historia Bejarana
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