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domingo, 6 de octubre de 2013

HISTORIAS BEJARANAS

¿Por qué se llama la calle 28 de septiembre?

A lo largo del siglo XIX hubo en España varios alzamientos que pretendieron asentar el liberalismo y la democracia, pero el que de forma definitiva triunfó fue el que quedó con el nombre de Revolución de Septiembre de 1868, conocida como “la Gloriosa”, de la que Béjar fue protagonista principal y cuyos hechos, sucintamente, se desarrollaron de la siguiente manera. 
El lunes 21 de septiembre se sublevó la Marina en la bahía de Cádiz. El martes 22 se constituyó en Béjar una Junta Revolucionaria que se hizo con el poder en la ciudad y se levantó contra el Gobierno. Ese mismo día había partido para Valladolid el cuerpo del ejército que estaba alojado en el palacio ducal desde el año anterior, cuando ya los demócratas bejaranos habían hecho otro intento de alzamiento. Al tener noticia de que la ciudad se había levantado en armas, los mandos militares ordenaron el inmediato regreso y aquel ejército se concentró en Sorihuela, incrementado con otras tropas venidas de Salamanca y Madrid, hasta un total de 1.500 hombres, mandados por el brigadier Nanneti. Frente a ellos, una milicia bejarana armada por la Junta Revolucionaria y compuesta por 300 jóvenes. Lo que siguió a aquello fueron “seis días de silencio”, como diría después la propia Junta Revolucionaria, porque esperaban que al unísono hubiera otros y suficientes alzamientos en toda España, pero Béjar fue un caso de resistencia civil único. 

Fueron seis días de asedio que culminaron el 28 de septiembre. Era lunes y, aunque se había suspendido la tradicional feria de esas fechas, en la ciudad se hallaban numerosos forasteros venidos de la comarca: feriantes, ganaderos, comerciantes… Los voluntarios de la milicia bejarana habían levantado en esos días de asedio cuatro barricadas para impedir, llegado el caso, el acceso de las tropas al interior de la ciudad: una estaba en la Solana, otra en Campopardo, una tercera en el paseo de la Cruz (junto a la alameda que luego sería el parque municipal) y la última en la Puerta de la Villa, la principal de la vieja muralla, que desapareció 8 años después devorada por el progreso y la modernidad. 
El día 27 se alzaron Aldeanueva y Hervás; al anochecer, el brigadier Nanneti fracasó en su intento negociador para que la ciudad se rindiera. Desde primeras horas de la mañana del día siguiente, lunes 28 de septiembre, sexto día del asedio, desde sus posiciones en lo que actualmente es el cementerio de San Miguel, el ejército bombardeó la ciudad, sin lograr desbaratar sus defensas. Las tropas gubernamentales avanzaron entonces por el Puente Nuevo y por el Puente Viejo. El barrio de La Corredera había quedado fuera de las barricadas, desprotegido. Los vecinos se refugiaron en sus viviendas, desde cuyos balcones tiraban piedras y lo que tenían a mano al paso de los soldados, que acosados saquearon los inmuebles de lo que entonces se denominaba Bajada del Puente Viejo y tras aquel día recibió el hermoso título de Calle de la Libertad. Fue allí donde se produjeron los peores momentos de asedio, los asesinatos de las víctimas que han llegado hasta nuestros días con el epígrafe de Mártires de la Libertad. Su hostigamiento a las tropas y su sacrificio inocente, sirvieron, en todo caso, para que los gubernamentales no traspasaran en ningún momento la barricada de la Puerta de la Villa.
A media tarde se retiró, con el ánimo de volver al asalto a la mañana siguiente. No hubo lugar a que tal pasara, ya que aquel mismo día las tropas revolucionarias ganaron a las realistas en la batalla del puente de Alcolea (Córdoba). Amanecido el 29 de septiembre, la noticia de lo que había ocurrido en Béjar llegó a Madrid, que también se había sublevado ya por entonces, y ese mismo día la coalición de liberales, progresistas y demócratas se hacía con el poder, por lo que la reina Isabel II abandonó el trono y salió para el exilio. 


Siete semanas después el nuevo Gobierno concedió a Béjar los títulos de “Heroica” y “Liberal”. Al año siguiente las Cortes aprobaron una nueva Constitución, en la que por primera vez se instauraba el sufragio universal, aunque sólo fuera masculino.

En aquella luctuosa jornada del 28 de septiembre perdieron la vida 31 bejaranos, la mayoría vecinos del barrio de La Corredera y casi todos ajenos al enfrentamiento bélico entre el ejército isabelino y la milicia local. Desde 1869, la ciudad de Béjar, encabezada por sus autoridades, ha rendido –mediante un acto religioso en el cementerio y una posterior procesión cívica- el tributo de respeto a los muertos de aquel día a los que la memoria bejarana concedió para siempre el título de Mártires por la Libertad. 


José Antonio Sánchez Paso
Blog Pinceladas de Historia Bejarana

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